
Dominus Estates Vineyard. Jeff Wall, 1999.
“Ya no hay análisis social que pueda prescindir de los individuos, ni análisis de los individuos que pueda ignorar los espacios por donde transitan”
Marc Augé, Los no lugares. Espacios del anonimato. Antropología sobre la modernidad. (1993)
A través de esta afirmación, presagiamos la complejidad de llevar a cabo un análisis socio-cultural en el que la convergencia multidisciplinar y su escenificación directa, queden definidas en la sobremodernidad del presente siglo.
Nos encontramos ante una congestión de perspectivas que se cruzan pero no se entrelazan, donde el proceso de la uniformización cultural ha anulado las interpretaciones extrapoladas, dificultando una lectura contextual clarificadora. Tal y como hicieran Giovanni Battista Piranesi y Rem Koolhaas trasladándose de Venecia a Roma, y de Londres a Nueva York respectivamente, con la mirada de asombro y admiración, pero también crítica y reflexiva, que la distancia y el desarraigo confieren.
Nuestra sociedad, ante el “crecimiento“ de la industria cultural contemporánea, donde los valores colectivos del nexo social se sustituyen por la información acelerada de los medios de comunicación, la memoria se considera un lastre creativo y la prescindencia de figuras intelectuales determina una sociedad huérfana de referencias; comienza a mirar atrás con nostalgia esperando la llegada redentora de una perspectiva esclarecedora.
Jose Miguel Sazo Herrera
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